EL ECONOMISTA / Opinión / Rosario Avilés/despegues y aterrizajes / Pese a que Ómicron se ve casi como una bendición para que contemos con una especie de “vacuna natural” del Covid atenuado, la alta incidencia de contagios y el hecho de que en realidad nadie podría garantizar que éste será el último coletazo, la industria del transporte aéreo volvió a sufrir un serio revés cuyos efectos aún no son medibles, pero sí representan un enorme bache en el camino de la recuperación. A los efectos que tuvo en la semana de Navidad en Estados Unidos y Europa, ahora se suma los que estamos experimentando en México debido, sobre todo, a que muchos tripulantes resultaron positivo en las pruebas que se les practicaron, lo que implicó…
Aunque todas las empresas cancelaron y/o demoraron vuelos, la que tuvo más afectaciones fue, sin duda, Aeroméxico. Esto se debe a muchos factores, pero uno muy importante es la estructura operativa de esta empresa, frente a la que tienen sus competidores en el país.
