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HERALDO DE MÉXICO / Opinión / Rogelio Varela / Diciembre 9, 2021
Nada, que la llegada de Luis Bertand Rubio como nuevo director general de Interjet apunta más a una intención de los actuales dueños, la familia Del Valle, para cerrar la aerolínea, que para ponerla en operación.
Primero, porque no hay inversionistas interesados en una empresa que carga con una deuda con acreedores, entre ellas el SAT, por mil 250 millones de dólares.
Segundo, porque no tiene aeronaves para volar y la renta de los equipos requeriría depósitos en garantía para su operación. Y porque gran parte de los trabajadores de Interjet, que incluye a los más especializados y con más experiencia, como pilotos y técnicos de mantenimiento, ya han sido contratados por otras aerolíneas nacionales o extranjeras.
Añada que más allá de la crisis sanitaria, la gestión de Bertand por el aeropuerto de Toluca tampoco dejó buenas cuentas. No logró consolidar ningún plan comercial para reposicionarlo como una opción para las aerolíneas, como es la intención de la 4T, por lo que se devaluó, evitando que se lograra la venta del 49 por ciento que aún posee la empresa Aleática.
