REFORMA / Opinión / Capitanes / 10 de noviembre de 2021
El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), que encabeza Jesús Rosano, no salió bien librado de las observaciones que realizó la Auditoría Superior de la Federación (ASF), a cargo de David Colmenares.
En el ejercicio para la Cuenta Pública 2020 se revisaron el proceso y gasto de la construcción del denominado edificio L del AICM, que costó 497 millones de pesos.
La ASF encontró que en su construcción hubo falta de supervisión, pagos improcedentes, trabajos no ejecutados, diferencia de volúmenes en suministro de materiales, material de calidad inferior que, en conjunto, dejaron un daño probable al erario por 6 millones 418 mil pesos.
Una de las fallas detectadas fue que se validaron convenios modificatorios en el plazo de ejecución de los trabajos sin que se haya notificado oportunamente al Órgano Interno de Control. Además, se avalaron conceptos dentro del catálogo de materiales sin que se verificara que algunos ya estaban incluidos.
Esta obra consistió en transformar siete posiciones remotas a posiciones de contacto, con lo cual los pasajeros pueden ir directo de la terminal al avión sin usar autobús, y estuvo a cargo de las empresas Sacyr Construcción, que lleva Ignacio García González, y Epccor, de Juan Diego Gutiérrez.
