Excélsior / Dinero / Opinión / Carlos Velázquez/Veranda / 5 NOV, 2021
A través de una licitación pública, el consorcio formado por Apollocom, Vision Box y Amadeus ganaron el contrato para encargarse de los sistemas con los que funcionará el nuevo Aeropuerto de Santa Lucía.
La señal que envió el Ejército mexicano y el general Gustavo Vallejo, quien comanda la construcción del nuevo aeropuerto, fue positiva.
Primero, porque se trata de empresas importantes, una de las cuales incluso cotiza en las bolsas de La Unión Europea, como es Amadeus, que no se presta a arreglos debajo de la mesa ni a triquiñuelas.
Además, la tecnología de estas compañías es de última generación, corre en la nube y está a la vanguardia mundial.
Mientras, los sistemas del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) serán generacionalmente obsoletos respecto a Santa Lucía.
Estamos hablando de temas como accesos y videovigilancia, tecnologías de reconocimiento facial, manejo de salas, información al pasajero, control de pistas de aterrizaje y check-in de los viajeros.
Así es que, además de que Santa Lucía tendrá instalaciones nuevas y estará oliendo a limpio, con una Tarifa de Uso Aeroportuario (TUA) menor al AICM, también contará con las ventajas descritas, que lo debe volver más seguro y más ágil en su operación.
En el escenario previsible de pocos pasajeros, mientras no haya unas vías de comunicación terrestre que agilicen la llegada desde la Ciudad de México, Santa Lucía será como un Ferrari montado en un carrusel de feria y el AICM un circuito de carreras sin pits y, además, lleno de baches.
Obviamente, el AICM tendrá que entrar a una discusión importante sobre cómo modernizarse para no perder más competitividad y allí se oyen historias que hacen que se pongan los pelos de punta.
Como, por ejemplo, un organismo del Ejército que coordine el Tren Maya, los aeropuertos y el Canal Interoceánico a partir de un modelo de subsidios cruzados.
Una cosa es que el neoliberalismo sea un barco que hace agua en el mundo y otra que se regrese a modelos estatistas que terminan provocando enormes sangrías de recursos públicos.
Todo eso es un tema que debe ser revisado con cuidado, pero, de entrada, los directivos y jugadores del AICM se están dando cuenta de que enfrentarán a un competidor ágil y joven que, de no estar en la lejana y mal comunicada tierra de los mamuts, lo habría puesto a temblar.
