El Financiero mayo 02, 2022 Antonio Navalón En la actualidad, estamos en un mundo no sólo convulso y confuso, sino altamente ideologizado. En parte, esto se debe a que la lucha ideológica lo permite y lo aguanta todo. Por ejemplo, si usted quiere matar a niños, civiles y destruir el patrimonio cultural de un país cercano que alguna vez le perteneció y que después dejó de ser parte de su territorio –como es el caso de Ucrania–, todo lo que tiene que hacer es invocar la necesidad de desnazificarlo. Todo esto desde el punto de vista de que, en la memoria colectiva rusa, nunca se podrá olvidar que el peor momento de su historia fue cuando los nazis aplicaron –según las enseñanzas napoleónicas– su política…
Nos encontramos en la paradoja de que, por primera vez, las dos Américas, la que habla español y la que habla inglés, están en una situación de indefinición y quiebra bastante similar.
